viernes, 19 de abril de 2019

¿SEMANA SANTA PARA TODOS?


Soy ateo. El motivo principal es una cuestión de fe. No participo de la creencia de una deidad (o deidades) creadora, omnipotente, omnipresente... pero eso nunca me ha llevado a menospreciar, descalificar o no respetar a aquellas personas que sí disfrutan de esa fe, simplemente me guío por otros criterios.

Que sea ateo, no implica que no haya llegado a ser partícipe y siga siéndolo de celebraciones propias de las religiones. He felicitado el Ramadán, las Fiestas Navideñas y cómo no, he ido a bodas, bautizos y comuniones celebradas en Iglesias.

Siempre me han gustado las Iglesias. ¿A quién no? ¿Quien no se ha estremecido estos días al ver arder Notre Dame de París? ¿Quién no disfrutó con la lectura de Los Pilares de la Tierra?...y sobre todo ¿qué persona que participe de la política en alguna de sus múltiples y demócratas formas no tiene cierto regusto por la Ekklesía (de donde deriva el término Iglesia) que no era sino la principal asamblea de la democracia ateniense en la Grecia clásica, instaurada por Solón allá por el 594 a.C. con carácter popular?

También estudié Historia (y sigo haciéndolo más allá de lo académico) y resulta evidente que no podemos obviar la importancia de las religiones en el desarrollo de nuestra historia, así como que hoy, al igual que la Ekklesía, la religión también tiene carácter popular y de ella participan miles de personas en nuestra ciudad, y como tal, no sólo hay que respetarla sino también comprenderla, aunque como digo, no se comparta.

Como licenciado en Historia también es de recibo señalar que ese carácter popular que puedan tener hoy expresiones religiosas como la Semana Santa, lo tienen en gran medida por imposición, ya que no hay que olvidar que fue el Franquismo quien potenció la participación en la misma (así como su militarización) pues incluso se pagaba a hombres de trono para poder procesionar las distintas imágenes. En Málaga fueron muchos los estibadores que ganaban un salario realizando esta labor. Otros sacaban las imágenes para poder de esta forma "limpiar su imagen de rojo, sindicalista, obrerista..." ya saben de lo que hablo.

Por ir centrando la cuestión, las religiones, por necesidad de expresión, para comunicar visualmente su mensaje, pero también por cuestiones identitarias, han dejado grandes obras de arte, y el arte está por encima de la creencia en cualquier religión, o al menos así lo entiendo yo. ¿Se imaginan a una cristiana que no disfrutase de la belleza de la Gran Mezquita de Surabaya en Indonesia, a un musulmán no hacerlo en la Capilla Sixtina o a ambos no quedarse asombrados ante la majestuosidad del templo budista de Angkor Wat? Por suerte Stendhal y su síndrome son demasiado poderosos.

El arte, sacro en este caso, también se encuentra en Málaga y su Semana Santa. Málaga, "la Ciudad de los Museos" como quiere que se la conozca el Partido Popular, tiene junto a uno de los más característicos, el Museo Picasso, una pequeña plaza dedicada a Jesús Castellanos, cuyos diseños artísticos se pasean por el recorrido oficial de nuestra Semana Santa, destacando sobremanera el Trono de la Virgen de Dolores del Puente del que era cofrade.

Escultores como Juan Manuel Miñarro también nos han dejado grandes tallas como el Cristo de la Redención de la Cofradía de Dolores de San Juan o el Cristo de la Puente Cedrón. Conocidísimas tallas son también las de Jesús Cautivo y Jesús de la Sentencia del imaginero José Gabriel Martín Simón, las cuales procesionan cada año, si la lluvia lo permite, los Lunes y Martes Santos respectivamente. En Málaga sobran las palabras para referirse a ellas.



Otro imaginero como Francisco Palma Burgos nos dejó obras de arte tan bellas y conocidas como el Cristo de la Buena Muerte (Mena) o el Trono procesional de Nuestro Padre Jesús de la Columna (Gitanos) entre muchas más. No en vano, Palma Burgos fue alumno de Mariano Benlliure quien es considerado el último gran artista del realismo decimonónico, autor de infinidad de obras pero que en Málaga es muy conocido por su talla del  Nazareno del Paso o también por el monumento al Marqués de Larios y su Alegoría al Trabajo.



Estandartes pintados por Antonio Montiel, Celia Berrocal, Revello de Toro, Joaquín Salcedo y un sin fin de artistas de renombre también procesionan año tras años por Málaga y en años venideros seguramente podremos ver cómo artistas como Raúl Berzosa o Juan Vega Ortega amplían ese patrimonio, el cual, por supuesto también incluye la labor de mujeres y hombres que dedican su tiempo y esfuerzo al bordado, orfebrería, floristas y un largo etcétera de trabajo artesanal.

Expongo esto para dejar claro que en Málaga, como en otras ciudades, la Semana Santa, más allá de su faceta religiosa y de Pasión, también es arte, y el arte como elemento indispensable de la cultura debe estar al alcance de todos y todas, de los más pudientes y de los más humildes. Es más, sobre todo de los más humildes.

La Constitución Española, esa que los "constitucionalistas del PP" consideran sacrosanta es muy clara al respecto en su artículo 44.1: "Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho".

Por su parte, la Declaración Internacional de los Derechos Humanos, en su artículo 27.1 es igualmente tajante: "Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten".

Pero el Partido Popular tiende a interpretar nuestra Constitución y los Derechos Humanos de una forma muy particular, concretamente de la forma que más interesa a las clases altas, o dicho de otra forma, de la forma más perjudicial para las clases populares.

La eliminación de la esencia de la conocida en Málaga como "Tribuna de los Pobres" era el adelanto de la atrocidad que ha supuesto la colocación de unas vallas que han escenificado que al igual que hay dos Málagas en las que la desigualdad es enorme, también hay dos Semanas Santas. Convertir la Semana Santa en un bien de consumo hace de De la Torre y los suyos una alegoría de aquellos "mercaderes del Templo" que según todos los Evangelios fueron expulsados por Jesús. Quizá termine siendo una parábola para entender cómo el Partido Popular acabó siendo expulsado de la Casona del Parque.

En la Semana Santa de Málaga tienen más movimiento las imágenes de los Cristos y Vírgenes procesionando por Calle Larios que las imágenes de cientos de malagueños y malagueñas que contemplan estáticos, cual tallas de madera, como tras las vallas están los otros, los que disfrutan de una "devoción de alto standing" por poder pagarlo. Estas imágenes pasarán a la hemeroteca de clase de un Partido Popular que sencillamente ha hecho de la Semana Santa un parque temático donde hay quien se queda fuera y quien puede permitirse su "pase VIP" (Visión Impoluta Procesional) para disfrutar apasionadamente del espectáculo.



Como digo soy ateo, pero al parecer respeto más la Semana Santa de Málaga que un alcalde segregador como De la Torre que permite semejante tropelía. La razón es muy simple, la Semana Santa, sin su gente, sin sus promesas, sin sus penitentes, sin sus malagueños y malagueñas no es nada, y es precisamente a esos malagueños y malagueñas a los que De la Torre falta el respeto... al fin y al cabo no son de los suyos.

Decían, "vendrán los comunistas y os quitarán las casas"... y lo que llegó fue el Capital con traje de banquero ejecutando desahucios a miles de familias.

Decían, "vendrán los comunistas y os quitarán la Semana Santa" y lo que llegó fue el Partido Popular de Francisco de la Torre.

Quizá tras el bochornoso espectáculo que estamos viviendo a lo largo de esta Semana, el domingo también resucite la conciencia de clase.

Por último, hoy viernes, si la lluvia lo respeta y las vallas lo permiten, disfruten de los mil y un detalles del  "Apocalíptico" Trono del Cristo de la Redención de Dolores de San Juan porque es una maravilla. Puro arte.