jueves, 10 de noviembre de 2016

TRUMP Y EL "RENACER DE LA HISTORIA"



El día de ayer (09-11-2016) además de ser el "día internacional contra el fascismo y el racismo" pasará a la historia por ser el día en el que Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, paradojas de la vida. La noche anterior, en vísperas de la jornada electoral, decidí publicar en redes sociales las siguientes palabras: "Quiero que gane Trump"

Por suerte, todas las personas que me conocen, intuyeron que debía de haber algo tras esas palabras y que no era un simple deseo, ya que no tenía mucha lógica que un militante del Partido Comunista de España quiera que un multimillonario xenófobo, misógino, homófobo... sea presidente no ya de una potencia mundial como es EE.UU, sino tan siquiera de una comunidad de vecinos. En el plano personal esto me dejó bastante tranquilo, pero también es cierto que se produjo un debate interesante que me hizo pensar que no estaría de más una explicación más amplia de esas palabras.




El hecho de que Donald Trump sea presidente de Estados Unidos no es en ningún caso una buena noticia. En muchos ámbitos se le ha querido situar como un "outsider", como alguien que está fuera del sistema y esta idea surge porque el nuevo inquilino de la Casa Blanca parece que va a proponer medidas económicas proteccionistas y ésto supuestamente le coloca fuera de un sistema que se basa en el libre mercado. Que pretenda emprender esa política económica, no le sitúa realmente fuera del sistema, ya que cabe recordar, que el capitalismo suele adoptar esta postura económica en tiempos de crisis, volviéndose ultraconservador y proteccionista, como podemos comprobar si estudiamos los postulados económicos de ciertos países tras el "El Crac del 29", como el propio Estados Unidos que en los años 30 subió los tipos arancelarios a más de 20.000 tipos de productos, disminuyendo el comercio exterior en un 66%. O también podemos encontrar las palabras de Abraham Lincoln alabando esta forma de entender la economía: "Yo no sé gran cosa de aranceles. Lo que sí se es que cuando compro una chaqueta de Inglaterra, yo me quedo con la chaqueta e Inglaterra con el dinero, mientras que si la compro en Estados Unidos, yo me quedo con la chaqueta y Estados Unidos con el dinero". Así pues, Trump no es un "outsider", simplemente plantea un capitalismo más conservador pero que no está exento de la explotación de las clases trabajadoras, que siempre son las primeras en sufrir las consecuencias de las crisis económicas.




Ahora bien, hablar de proteccionismo, de este tipo de postulados económicos no resulta lo más interesante para las oligarquías financieras e industriales, más aún cuando se se pretenden firmar acuerdos como el TTIP, CETA o TISA, y es por eso por lo que se ha intentado que Trump perdiese estas elecciones, apoyando desde todos los frentes posibles la candidatura de Hillary Clinton, alguien que sí es la candidata del Orden, alguien que sí apuesta por el sistema tal y como está y que encarnaba a la perfección las políticas neoliberales, tanto las económicas como sus consecuencias sociales. 




Se pensaba que Trump, con sus burdas maneras, sus comentarios machistas, racistas, sus insultos y amenazas caería por sí solo, aunque aún así se potenció a la candidata demócrata en los medios de comunicación nacionales e internacionales, pero en este caso el "Establishment" no contó con un elemento indispensable de la ecuación: el pueblo estadounidense.

El pueblo estadounidense, es un pueblo altamente politizado, acostumbrado a campañas de más de un año, que vive la política como propia y como un espectáculo. Esto, lo del espectáculo, hace que esas posturas surrealistas de Trump, no le hayan pasado una factura negativa, incluso muchos se han visto reflejados en sus argumentos. Por otro lado Clinton resultaba ser la encarnación de la política tradicional, la política que había llevado a millones de familias a una situación de pobreza, de pérdida de derechos, de estancamiento e incluso bajada de salarios, a la desindustrialización de algunos estados, a lo que también ha encarnado Obama...




El resultado de la combinación entre un Trump que resulta atractivo y una Hillary que no parece ser la alternativa que la clase trabajadora estadounidense necesitaba es conocido por todos y todas.

Ahora bien, ¿qué me lleva a comentar que "quiero que gane Trump" la noche anterior a las elecciones?. Simplemente una sensación, una esperanza, una oportunidad.

Donald Trump genera tanto rechazo porque su persona encarna la xenofobia, la misoginia, la homofobia... elementos propios del fascismo y que deben ser detestables en una democracia, pero que por desgracia pertenecen a buena parte de la sociedad estadounidense, por lo que a mi juicio, el problema no reside en que Donald Trump, al sentarse en el despacho oval vaya a institucionalizar dichos elementos, algo que por supuesto es atroz, sino que hay una gran parte de la sociedad de Estados Unidos que aún sabiéndolo, ha decidido darle su voto, y éste, que es el problema de fondo que hay en la sociedad de la primera potencia mundial, no podía ser solucionado en ningún caso por alguien que como he dicho encarna a la perfección al sistema como es Hillary Clinton, principalmente porque es el propio sistema el que genera la xenofobia, la misoginia y en última instancia está generando fascismo, como podemos comprobar no sólo en EE.UU. sino también en muchos estados europeos y en las mismas políticas de la Unión Europea. Es decir, no quieran ver a Trump como una enfermedad pues sólo es un síntoma de la gran enfermedad que es el sistema capitalista.

Si bien creo que el esperpento de Trump, terminará siendo absorbido por el sistema casi en su totalidad, también creo que su incómoda presencia puede generar una serie de grietas en el sistema que hagan que se deban de cuestionar muchas cosas. El Partido Republicano deberá plantearse cómo ha tenido como candidato a un personaje como Trump y lo que es más significativo, cómo un candidato como Trump ha conseguido ganar pese a no contar con el apoyo explícito del partido. Por otro lado, el Partido Demócrata deberá plantearse cómo no ha podido ganar a un candidato como Trump, ni siquiera teniendo el apoyo del establishment. Si estos partidos, bases del sistema político estadounidense, se empiezan a cuestionar estas cosas, lo cual, considero inevitable, todo el sistema puede ponerse en cuestión. Obviamente, esta puesta en duda del sistema no llegará a cargo de él mismo, pero puede, y así debe ser, llegar a cargo de una sociedad que al ver el fracaso del sistema político actual, decida abrir un debate que lleva años cerrado y que hay que volver a poner encima de la mesa.

Es aquí donde veo esa oportunidad:

La Historia está llena de paradojas, y resulta muy curioso que "La caída del muro de Berlín" el 09-11-1989 supusiera lo que Francis Fukuyama llamó "El fin de la historia". Esta teoría del politólogo estadounidense de origen japonés, se basaba en la idea de que con la caída del bloque comunista, se instalaba en el mundo el "pensamiento único" en el que las ideologías ya no serían necesarias pues serían sustituidas por la economía, dentro de lo que serían llamadas democracias liberales. Esta teoría se basa principalmente en:

-Disponer de una economía de libre mercado.
-Poseer un gobierno representativo.
-Mantener los derechos jurídicos.



Dado que parece que Trump pone en tela de juicio estas bases del sistema liberal, pues por un lado parece optar por el proteccionismo como modelo económico, por otro parece que gran parte de la sociedad no va a sentirse representada por un gobierno con claros tintes fascistas y sin una alternativa real al mismo dentro del sistema y que otra parte de esa sociedad tan diversa (latinos, musulmanes, raza negra, mujeres en general... todo lo que no responda al modelo de estadounidense blanco y cristiano) verán sus derechos mermados, es en ese contexto donde considero que puede abrirse la posibilidad de volver a poner encima de la mesa la batalla ideológica que Fukuyama quiso anular. Es ahí donde creo que se puede dar "El renacer de la historia".

27 años después se puede abrir esa posibilidad, y es esa posibilidad, la que debe hacer que las personas que entendemos que la alternativa a esta barbarie nunca podrá encontrarse dentro del propio sistema capitalista, sino que debe buscarse fuera de él y se llama socialismo, debemos estar preparadas para afrontar esa batalla ideológica. Para ello resulta fundamental, poder articular un contrapoder que sí pueda ser valorado como alternativa por esas "clases medias", esas clases trabajadoras que no veían alternativa en el sistema, y para ello, considero que el camino es tomar un discurso de clase que sea capaz de construir una conciencia de clase que logre imponerse en dicha batalla. Esta es la oportunidad que veo, y es por esto por lo que escribí: "Quiero que gane Trump".

El escenario de esta próxima batalla, parece encontrarse en Europa, con las elecciones en Francia, Alemania, Países Bajos... pero debemos ser conscientes de que ese contrapoder, debe ser internacionalista al igual que el sistema que pretendemos combatir. No valdrá con plantear esa batalla sólo en Europa y sólo en procesos electorales, por el contrario deberá ser omnipresente, en todos los lugares y en todos los momentos, así que dado que estamos sumergidos de lleno en tiempos claroscuros, en los que no paran de surgir monstruos como Trump, hagamos acopio de fuerzas y como dijo Gramsci:



Obviamente, la creación de este contrapoder, hay que trabajarlo y podemos tomar como referencia la creación de Frentes Populares que se dieron en Francia o España en 1936, en una situación similar a la actual aunque con condicionantes de diversa índole. Dicha creación no nos caerá del cielo, habrá que trabajarla  y mucho, habrá que apostar decididamente por la creación de un bloque político y social, de una unidad popular como estrategia política en la que el discurso de clase sea claro y contundente. Sé que hay personas que entienden este pensamiento como demasiado optimista, pero estoy convencido que sin optimismo no conseguiremos ya no vencer en esa batalla, sino que ni siquiera seremos capaces de plantearla.

Salud y República.

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