lunes, 6 de enero de 2020

ESPERANDO A MATTEOTTI

Rondaban las 20:00 cuando el coche se detuvo en un bosquecillo de las proximidades de la capital italiana. Se bajaron del auto y caminaron arrastrando el cadáver del diputado socialista que acababan de asesinar. Buscaron el lugar adecuado y comenzaron a cavar lo que sería la fosa en la que más de dos meses después se encontrarían los restos de un Matteotti que siempre fue fiel a sus ideas, torturas por medio. Era el 10 de junio de 1924 y el fascismo italiano acababa de cometer uno de sus asesinatos más significativos, uno de esos que marcarían a un país y que pondrían de relieve las señas de identidad de lo que "Il Duce" estaba dispuesto a realizar para someter a un país que apenas unos años antes había empoderado a su clase trabajadora en Consejos de Fábrica contra una patronal que sólo velaba por sus intereses. Del "Biennio Rosso" (1919-1920) hacía apenas cuatro años y en el futuro próximo poco quedaría de él ante el avance implacable del Fascismo.

A día de hoy, tenemos claro que fueron las milicias fascistas las que ejecutaron el secuestro, la tortura y el asesinato de Giacomo Matteotti, si bien no podemos asegurar que dicho acto de barbarie fuese ordenado por Benito Mussolini. En cualquier caso, el clima de crispación que el Partido Nacional Fascista fomentaba, hacía innecesaria esta orden pues la propia sociedad italiana, presa del descontento tras haber sufrido la crisis, se regía más por la pasión que por la razón, una de las características propias de los regímenes fascistas.

No podemos obviar que Italia despertaría el 29 de octubre de 1922 con la noticia de que el rey Víctor Manuel III encargaba la formación del gobierno a Benito Mussolini, pese a que en las elecciones generales previas, celebradas el 15 de mayo de 1921, el PSI (Partido Socialista Italiano) consiguió la victoria con un total de 123 diputados (24'69% de los votos) mientras que el Partido Nacional Fascista debería esperar aún unos meses para fundarse el 21 de noviembre de ese mismo año a partir de la organización paramilitar Fasci Italiani di Combattimento.

Así pues la democracia quedó invalidada por la pantomima que supuso la "Marcha sobre Roma", en la que no participaron más de 30.000 hombres, con la que se quiso dar a entender que se estaba dando un levantamiento popular cuando lo que en realidad se daba era un golpe de estado propiciado por el PNF y la connivencia del rey Víctor Manuel III.

Esta situación fue muy criticada por "La Tempestad", como así se apodaba a Matteotti, pues vislumbraba que lo que se estaba dando en Italia era la instauración de una dictadura mediante la supresión de las instituciones democráticas. Conocedor de la coyuntura que se cernía sobre su país, no sólo no cesó en la crítica continua a los planes autoritarios de "Il Duce", sino que también cargó contra la violencia ejercida por los "camisas negras" y siempre tuvo claro que la unidad era el único camino para frenar al Fascismo, alegando que para combatirlo, era necesario que los distintos partidos de izquierda dejaran de lado sus discrepancias ideológicas pues eran inútiles los enfrentamientos entre socialistas, comunistas y anarquistas en el momento histórico que estaban viviendo.

En 1924, denunció los resultados de las nuevas elecciones generales en las que gracias a la "Ley Acerbo", (promulgada en 1923 y por la que al vencedor de las elecciones se le otorgaban directamente 2/3 de los representantes de la Cámara) y a las prácticas violentas e intimidatorias, el Partido Nacional Fascista alcanzó la victoria con 374 diputados. El fraude electoral era evidente y así lo señaló Matteotti entre insultos, gritos y amenazas en el Cámara con un discurso histórico a cuyo fin, comentó a sus compañeros:

"Yo ya he hecho mi discurso. Ahora os toca a vosotros preparar el discurso fúnebre para mi entierro".



Lo que pasó después ya se ha comentado, así como que el ambiente de crispación y enfrentamiento que marcaba y trasladaba a la calle el Partido Nacional Fascista, era el campo de cultivo para que pudiesen darse episodios como el del asesinato de Matteotti.

La situación a la que está llevando la ultraderecha y derecha española los debates de investidura en el Congreso de los Diputados en estos días no auguran nada bueno. La violencia verbal en el ámbito institucional puede conllevar una deriva violenta también en la calle, más aún cuando hay problemas sociales que llevan años sin solucionarse, algunos estructurales y otros derivados de la última crisis, que se traducen en un descontento social difícil de canalizar. La frustración, la perspectiva de un futuro complejo y el sentimiento de pérdida que tienen hoy parte de los españoles, una parte cada vez más creciente, son terreno fértil para que las ideas fascistas tengan mayor calado pues como comentaba anteriormente, la razón pasa a un segundo lugar ya que se tiende a enfatizar lo pasional. Y es lo pasional lo que no nos permite abstraernos de la propaganda fascista, de las denominadas como "fake news" y de la mentira.


Que Partido Popular, VOX y Ciudadanos sigan alentando mediante mentiras a la pasión por encima de la razón, una pasión por un pasado supuestamente mejor en la que España era "potencia imperialista" bajo el reinado de los Reyes Católicos, por una bandera incapaz de cambiar las condiciones materiales de vida, por reavivar enemigos vencidos y enterrados como ETA, por la búsqueda de diferencias en lugar de soluciones, por la figura de un Jefe de Estado no electo y heredero del franquismo... puede tener consecuencias verdaderamente trágicas, más aún cuando ninguno de estos partidos las padecerán ni la ejecutarán, sino que serán meros y gustosos observadores de cómo es la propia ciudadanía, vilmente manipulada, la que camina por esa deriva violenta y antidemocrática.





Ya el 24 de septiembre de 2017, cargos electos de Unidas Podemos fueron acosados por ultraderechistas en Zaragoza mediante insultos, amenazas y lanzamiento de objetos. Son varios los diputados de esta formación que han recibido amenazas de muerte, incluso alguno ha sido agredido, como el diputado del Partido Comunista de España e Izquierda Unida, Alberto Garzón, mientras paseaba con su compañera. Lo peor es que esta escalada no tiene visos de frenarse si la ultraderecha y derecha española siguen manteniendo la violenta verborrea de los últimos días, algo que parece difícil cuando el líder de VOX, Santiago Abascal invita a un "levantamiento popular" el próximo día 12 de enero o el eurodiputado Hermann Terstch anima al golpe de estado.


Espero que por el bien de todos los españoles, cese esta deriva, porque si no es así, se hace difícil descartar en España casos como el de Giacomo Matteotti, pues a fin de cuentas, hablamos de Fascismo.




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